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sábado, 30 de mayo de 2015

22/11/63 (11/22/63)

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Stephen King es mundialmente conocido por sus novelas de terror, pero hace unos años sorprendió a todos con una novela sobre viajes en el tiempo que está a la altura de sus mejores clásicos, así que no podía faltar aquí un análisis de 22/11/63 (11/22/63, 2011).

En esta historia nos encontramos con una grieta en el tiempo muy particular. Se encuentra en la despensa de un restaurante de Maine y, aunque no es visible, al atravesarla te desplaza a las 11:58 del 9 de Septiembre de 1958.

Durante mucho tiempo Al, el dueño del restaurante, ha atravesado esta madriguera de conejo, como él la denomina, para comprar carne de calidad a bajo precio y venderla en su local. Pero no solo ha aprovechado este agujero para sacar adelante su negocio, sino que a lo largo del tiempo ha ido investigando como funcionaba, llegando a las siguientes conclusiones:

  • El agujero siempre te lleva exactamente al mismo instante, el mencionado 9 de Septiembre del 58
  • Cuando se atraviesa la madriguera en sentido contrario, por mucho tiempo que hayas pasado en el pasado, siempre vuelves dos minutos después de abandonar el restaurante
  • Puedes cambiar el pasado, y por tanto toda la línea temporal posterior, pero cada vez que vuelves a finales de los 50 la línea temporal se reinicia. Por tanto no puedes cruzarte con dobles tuyos.
  • Aunque se pueden cambiar los acontecimientos de la historia, contra mayor es el cambio más difícil resulta efectuarlo, ya que parece que el universo se confabula para evitarlo.

A partir de estas sencillas reglas Stephen King desarrolla su trama aprovechando todas las posibilidades dramáticas que éstas ofrecen. Así, que el universo intente evitar a toda costa los cambios incrementa la tensión y añade intensidad a la epopeya de Jake; y que solo pueda viajar a una fecha concreta le facilita el desarrollo de la vida personal del personaje mientras espera a que llegue el día señalado y le impide hacer los cambios inmediatos que solemos ver en otras historias sobre viajes en el tiempo.

Ideas parecidas a éstas las pudimos ver en El gran golpe de Bender donde el universo anulaba los cambios en el tiempo,matando a los que creaban paradojas, o con la  larga espera de Fry/Lars para reencontrarse con Leela. También se podría relacionar con El Retroceso y la imposibilidad de viajar inmediatamente al punto deseado de cambio, siendo necesario el paso del tiempo para efectuarlo. Eso sin mencionar el uso de los conocimientos del futuro para ganar apuestas que se daban en Regreso al Futuro II o el habitual cambio radical del tiempo presente por los actos pasados que se explotaron en El Efecto Mariposa y que se describen al final de 22/11/63.

Pero sigamos con nuestra historia.

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Una vez que Al le explica a Jake la existencia del agujero y éste efectúa un primer viaje de prueba, el dueño del restaurante le relata la historia de un viaje que efectuó en el 2011 para salvar a una niña de una bala perdida. Al terminar, le cuenta su idea: quiere que Jake evite la muerte de Kennedy. Él lo había intentado, pero el cáncer que había desarrollado, previsiblemente debido a sus intenciones de cambiar el pasado, le había impedido terminar su plan, por lo que le pide al profesor de literatura que lo haga por él.

El resto de la historia es sencilla: Jake vuelve a viajar en tres ocasiones más. La primera, para evitar un crimen que sufrió la familia de un alumno de sus clases para adultos, la segunda para evitar el magnicidio del 1963 y la última para reparar todos los acontecimientos desencadenados por su último viaje.

Sin embargo esto no es todo, porque nos encontramos con dos ideas más que sustentan la trama aunque no sean los pilares más importantes de la misma. La primera es el hecho de que si estás cerca de la madriguera de conejo tampoco se pierde la conciencia del universo anterior. Esto es importante para conservar la lógica del texto, ya que Al y Jake pueden seguir la conversación en el punto en el que la dejan en las dos ocasiones en las que Jake viaja al pasado. Si no fuera así el protagonista aparecería en la despensa y Al no sabría lo que ha pasado al estar en otro universo. Él mismo lo deduce en el siguiente párrafo
— Lo recuerdas en su vida como conserje y como tu alumno porque eres tú quien bajaste por la madriguera de conejo — explicó Al. Estábamos de vuelta en el comedor, sentados en un reservado —. En mi caso, lo recuerdo o porque yo mismo he utilizado la madriguera o porque estoy cerca de ella. — Lo meditó un instante—. Probablemente sea eso. Una especie de radiación. Pasa lo mismo con Míster Tarjeta Amarilla, solo que en el otro lado, y él también la siente. Tú le has visto, así que ya lo sabes.
Y esto nos lleva al segundo punto que quería comentar, la existencia de Mister Tarjeta Amarilla.

Al principio se cree que es un borracho que pasa casualmente cerca de la madriguera de conejo, y que debido a ello no es mentalmente estable.
 «Es inofensivo, pero no se parece a los demás —había dicho Al—. Es como si supiera algo.» Al pensaba que se debía a que casualmente a las 11.58 de la mañana del 9 de septiembre de 1958 se hallaba tomando el sol cerca de la madriguera de conejo, y que era susceptible a su influencia. De la misma manera que uno puede producir interferencias en la pantalla de un televisor si enciende una batidora cerca. Quizá fuera eso. O, diablos, quizá fuera simplemente el efecto del alcohol.
Sin embargo casi al final del libro descubrimos que no es así, si no que era una especie de vigilante del agujero y que tras su muerte una nueva persona está ahí para sustituirle. El nuevo, además de explicarle su propósito le informa, de cómo funciona la madriguera de conejo.
(...) Lo que vosotros llamáis madriguera de conejo no tiene nada de agujero. Es una burbuja. En cuanto a lo de defender…, no. En realidad, no. Estaría bien, pero podríamos hacer muy poco sin empeorar las cosas. Ese es el problema de viajar en el tiempo, Jimla.
— Me llamo Jake.
— Vale. Lo que hacemos, Jake, es observar. A veces avisamos. Como Kyle intentó avisar a tu amigo el cocinero.

— No tiene nada que ver con querer. Tienes que regresar una última vez. Si todo está bien, saldrás al restaurante. Pronto lo quitarán y, cuando eso pase, la burbuja que ha causado toda esta locura estallará. Es un milagro que haya aguantado tanto tiempo. Tienes que cerrar el círculo.

— Qué iba a decir. La gente cree lo que ve. Y aun así, tendría que haberlo pensado mejor. Tú tendrías que haberlo pensado mejor. Cada viaje crea su propia cuerda y, cuando se juntan las suficientes, siempre se enmarañan. ¿Se le ocurrió alguna vez a tu amigo preguntarse cómo podía comprar la misma carne una y otra vez? ¿O por qué las cosas que se llevaba de 1958 nunca desaparecían cuando realizaba el siguiente viaje?

— De manera que cada viaje no es un reinicio completo.
— Sí y no. Deja un residuo.

Por tanto en cada viaje se crean distintas cuerdas o universos, tal y como están en representadas en el gráfico, y contra más cuerdas se crean, y más cambios se realizan en cada una de ellas, mayor es el residuo, lo que pone en peligro la existencia misma, algo muy parecido a lo que pasaba en El gran golpe de Bender.

Aunque estas últimas revelaciones no tengan un gran peso en las tramas principales que se desarrollan en el libro, le dan un mayor empaque a todo lo referente a los viajes en el tiempo, lo que siempre se agradece en este blog.



Método de viaje en el tiempo: Madriguera de Conejo o Burbuja
Número de viajeros principales: 1
Número de viajeros secundarios: 1
Velocidad del viaje: Instantáneo
Universos paralelos: Sí, 7
Universo inalterable: No, pero contra mayor es el cambio, más dificil resulta cambiarlo
Viajes al pasado: Sí, a un único punto concreto
Viajes al futuro: Sí, vuelta al presente dos minutos después de efectuar el viaje
Complejidad: 2/5

sábado, 21 de marzo de 2015

El Retroceso (The Backtrack)

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Tras uno de los mayores clásicos de la literatura sobre los viajes en el tiempo paso a un libro mucho más actual, El Retroceso (The Bactrack, 2014), que presenta un tipo de viajes diferente a lo que estamos habituados a ver. Solamente tiene algún un mínimo punto de conexión con El mundo contrarreloj de Philip K. Dick, pero en este libro la influencia de los viajes tiene mucho más peso en la trama que en el libro del famoso escritor norteamericano.

Como es un libro reciente entiendo que muchos de los seguidores del blog no lo habrán leído, así que por si acaso advierto que en esta entrada se describen algunas reglas que rigen los viajes en el tiempo de esta novela que no se desvelan hasta el final de la misma. Así que si queréis evitar spoilers no leáis mucho, especialmente el texto que se encuentra tras el timeline.

La idea que presenta el libro es sencilla, ¿que pasaría si una persona normal descubriera que puede retroceder en el tiempo pero recorriéndolo en sentido inverso? ¿merecería la pena cambiar algo de tu pasado si estás obligado a revivir todo segundo a segundo?

Voy a dejar unas frases que el protagonista del libro utiliza para describir como son esos originales "viajes en el tiempo".

Definitivamente estaba yendo hacia atrás en el tiempo. Era como cuando rebobinábamos nuestras viejas cintas en VHS sin pulsar antes el botón de Stop.

Lo sucedido en las últimas horas lo había vivido, tanto cronológicamente, como al revés. No sólo eso. Lo había sentido. Se supone que cuando alguien ve el futuro no siente en su cuerpo el paso del tiempo, y tampoco lo vuelve a experimentar en sentido inverso.

Estos viajes en el tiempo son producidos por el protagonista del libro, que descubre accidentalmente esa capacidad y tiene que aprender a manejar.

Pero, entonces, ¿por qué podía yo moverme adelante y atrás en el tiempo? ¿Había tenido siempre esta capacidad y no la había descubierto hasta que me tuve que enfrentar a una situación importante en mi vida? 

Por tanto, no tenía que centrarme tanto en el objeto en sí, sino en los hechos que habían desencadenado la acción. En las dos ocasiones en las que había retrocedido había sucedido lo mismo. Me había concentrado en coordenadas temporales, no espaciales, y de esa manera había conseguido volver hacia los puntos en los que yo quería retomar la acción.

El libro se centra más en la parte psicológica de estos viajes en el tiempo, por lo que evita entrar mucho en la parte científica del asunto, y justifica los motivos.

¿Existía alguna teoría científica que lo explicara? Sabía lo mismo que cualquiera acerca de los agujeros de gusano, y tenía alguna vaga idea sobre la teoría de cuerdas. Pero esos conceptos estaban muy por encima de cualquier conocimiento de ciencias que yo pudiera tener. Además, aunque hubiera alguna teoría que pudiese explicar este fenómeno, no creo que me aclarara cómo vivir con él. Que yo sepa, ningún trapecista ha estudiado a Newton para desarrollar sus habilidades.

Esta forma de viajar en el tiempo implica que no necesariamente tienen que existir universos paralelos, y así lo he representado en el timeline del libro. En esta novela el universo tendría distintas ramificaciones, pero en esencia sería el mismo, ya que no existen otros paralelos en los que sucedan cosas diferentes.

Si lo pensaba bien, en el fondo todos viajamos en el tiempo, avanzando un segundo cada segundo, un día cada día. Lo extraordinario era que en esta ocasión también lo había hecho al revés. Todos lo habíamos hecho al revés. Era como si el universo estuviera montado en un tren y, en un momento dado, hubiera llegado a una vía muerta y rehecho el camino por los mismos raíles hasta llegar a un desvío.

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De la misma forma tampoco se podrían dar paradojas, ya que cada vez que el protagonista usa el retroceso se haría una especie de formateo para todas aquellas personas ajenas al mismo, y el tiempo vuelve a fluir en el sentido habitual, como si nada hubiera pasado; lo que quiere decir que no necesariamente se debe repetir exactamente lo mismo.

Observé que, cuando quería revivir alguna experiencia, nunca se repetía exactamente igual. En parte se debía porque yo había cambiado y ya no la sentía igual. Y es que ya decía el filósofo que no se puede entrar dos veces en el mismo río. Pero no era el principal motivo, ya que me percaté de que también cambiaba todo lo que sucedía a mi alrededor. Y era más evidente cuanto mayor era el retroceso.

Pero eso no implica que por conocer el futuro se tenga un control de lo que va a pasar, ya que hay actos que están muy enraizados en el tiempo.

La muerte de mi padre me hizo comprender que, por mucho que pudiera retroceder en el tiempo, no podía controlar todo, que algunas cosas eran inevitables y que, aunque pudiera evitar ciertas muertes, por un motivo u otro, yo también acabaría falleciendo.

Pero lo más interesante queda para el tramo final del libro, cuando se descubre que esa capacidad la pueden tener más personas. Como solo existe un universo, la utilización del retroceso por parte de otras personas implica que aquellos con este "poder", que son capaces de sentir lo que sucede en el tiempo en los dos sentidos, tengan que sufrir también los viajes iniciados por otros, con el conflicto que eso conlleva.

Ahí comprendí que cuando las personas tienen esa sensación de que ya han vivido algo, realmente están captando levemente el retroceso. Y si algunas personas podían experimentar los déjà vu, era más que probable que otras personas fueran capaces de provocarlos.
Por tanto, era posible que yo no fuera la primera persona que podía viajar al pasado y, siguiendo el mismo razonamiento, tampoco sería el último que pudiera hacerlo. Era bastante factible que alguien acabara de descubrir esa capacidad y la estuviera usando en ese preciso instante. En mi caso, el detonante del primer retroceso había sido el accidente de coche; antes no podía percibir la existencia del mismo. Pero ahora, que mantenía la capacidad de sentir los retrocesos en el tiempo, si una persona coetánea descubría su existencia y lo usaba por primera vez, yo también sería consciente del mismo.Tenía sentido. Si todos los objetos físicos del universo avanzan en el tiempo a una velocidad determinada, y algo o alguien obliga a que un elemento retroceda, el resto de los objetos tienen que hacerlo con él ya que, si alguno no lo hiciese, se encontraría en un marco temporal donde no existiría el universo al que pertenece. Sea científicamente riguroso o no, me parecía lo más lógico del mundo y me lo sigue pareciendo.El problema era que yo, desde el momento del primer retroceso, me percataba de estas idas y venidas en el tiempo provocadas por mí. Pero ni se me había pasado por la cabeza que también me pudieran afectar las que pudieran provocar otros. Y lo que es peor aún, que no fuera capaz de detenerlas. Si mi teoría era correcta, eso significaba que, a partir de ese momento, mi vida dependía de lo que esa otra persona hiciera con el tiempo y que, al igual que me estaba haciendo en ese instante, podría volver a borrar mi vida en el momento menos esperado.

El libro termina dejando abierta las puerta a todo un mundo de posibilidades con la posible existencia de más personas con esa capacidad, e incluso, a historias en otras épocas.

¿De veras crees que hay más gente que es consciente de nuestros retrocesos?
–La verdad es que no tengo ni idea. Podría ser. Si los hubiera, seguramente tendríamos que buscarlos en los manicomios del mundo, porque es probable que acabaran allí encerrados. Lo que es seguro es que ahora mismo sólo nosotros dos podemos movernos atrás y adelante en el tiempo.
–¿Y habrá habido alguna persona antes que nosotros?
–Es posible, pero ¿cómo saberlo? Sería imposible de descubrir. Si las hubo, serían personas con una vida aparentemente feliz, que hicieron muchas cosas en la vida y que murieron de muerte natural. Tal vez tras esas vidas presumiblemente perfectas se encuentra ese secreto.
–Siempre han dicho que Leonardo Da Vinci hizo un montón de cosas en la vida, ¿no? Quizá fuese un genio por el retroceso. Habría tenido todo el tiempo del mundo para sus pinturas y sus inventos.

En conclusión, una original novela sobre viajes en el tiempo, que presenta un punto de vista diferente sobre este género de la ciencia-ficción, y que a la vez sabe explotar la trama a medida que va mostrando las cartas hasta su as final.



Método de viaje en el tiempo: capacidad de algunas personas para invertir el sentido del tiempo
Número de viajeros principales: 1
Número de viajeros secundarios: 1
Velocidad del viaje: la misma a la que transcurren los hechos pero a la inversa
Universos paralelos: No, en todo caso hay periodos de tiempo paralelos
Universo inalterable: No
Viajes al pasado: Sí
Viajes al futuro: No
Complejidad: 2/5

martes, 3 de marzo de 2015

El fin de la Eternidad (The End of Eternity)

Isaac Asimov es, en mi humilde opinión, el mejor escritor de ciencia ficción que ha existido. La saga Fundación y sus historias sobre robots son conocidas por cualquier aficionado al genero. Sin embargo, El fin de la eternidad (The End of Eternity, 1955) es un libro que está a la altura de sus mejores novelas y no tiene la fama que se merece, a pesar de ser una de las mejores historias de viajes en el tiempo que he tenido la oportunidad de leer.

Como acostumbra el autor americano, el fondo de la novela tiene un gran fondo sociológico. En este caso nos encontramos con La Eternidad, una especie de organización encargada de controlar el comercio entre las distintas épocas de la historia de la humanidad, o eso cree la gente, porque en realidad lo que hace es modificar la historia a su antojo para intentar encontrar el equilibrio en todas las épocas.

Para ello lo que hacen es, tras minuciosos análisis, realizar pequeños cambios de realidad en instantes muy precisos (los Cambios Mínimos Necesarios, CMN) para provocar los cambios buscados (los Resultados Máximos Deseados, RMD). Estos cambios, tan pequeños como cambiar una lata de un sitio a otro, modifican el comportamiento de las sociedades futuras durante varios siglos debido al efecto mariposa. Estos cambios a veces son inmediatos en generaciones futuras y otros tardan más en extenderse a lo largo del tiempo, pero siempre consiguen sus objetivos, uno de los cuales es evitar que los humanos malgasten el tiempo en la exploración espacial. Veamos un poco lo que dice el libro sobre el tema

Los cambios no se producían siempre en el preciso instante de la Ejecución. Si los cálculos tenían un pequeño grado de error, podían pasar horas o días antes de que el Cambio se manifestase (contando, desde luego, en fisio-tiempo). Esto solo ocurría una vez descartados todos los posibles grados de libertad. Mientras existiera una posibilidad matemática de acontecimientos alternativos, el Cambio no se producía.

Cualquier alteración de la Realidad debe alcanzar cierta magnitud antes de que se efectúe un Cambio verdadero. Aun entonces, la Realidad tiene tendencia a regresar a su condición original. Por ejemplo, supongamos un Cambio aquí, en el Quinientos setenta y cinco. La Realidad cambiará con efectos progresivos hasta quizás el Seiscientos. Seguirá cambiando, pero con efecto decreciente, hasta quizás el Seiscientos cincuenta. Más allá la Realidad no resulta afectada. Todos sabemos que ocurre así, pero ¿alguno de nosotros conoce la causa? El razonamiento intuitivo nos sugiere que cualquier Cambio de la Realidad debe prolongar sus efectos sin límite a través de los Siglos, y, sin embargo, no sucede así.

Como una piedra arrojada a un estanque, la Ejecución fue extendiendo sus efectos y alcanzó el máximo en el Siglo 2481, a veinticinco Siglos de la Ejecución. La intensidad del Cambio de Realidad declinó a partir de aquel punto. Los teóricos decían que los efectos del Cambio se extendían hasta el infinito en el hipertiempo, sin llegar nunca a cero, pero que a cincuenta Siglos de distancia de la Ejecución, el Cambio se hacía demasiado pequeño para ser observado ni aun por los mejores Programadores, y que allí alcanzaba su límite práctico.

La Eternidad se creó en el siglo 27, tres siglos después de que el Campo Temporal fuese descubierto por Vikkor Mallansohn. La Eternidad no puede viajar a tiempos anteriores a este siglo de manera convencional, por lo que llama a esa época los Tiempos Primitivos, donde nada se puede cambiar. El futuro sin embargo es infinito, pero apenas se ha explorado más allá del siglo 70000, y lo poco que se sabe de ahí al siglo 150000 es que la humanidad ha desaparecido sin saber muy bien el motivo. A esta época la denominan los Siglos Ocultos.

A las personas que habitan en la Eternidad se les denomina Los Eternos, y están divididos en jerarquías. Por encima de todos está en Consejo Pantermporal, encargado de decidir los cambios que se realizaran en la historia para mejorar la existencia de la humanidad. Por debajo de este consejo hay varios rangos: Programadores, Analistas, Sociólogos, Observadores, y unos de los más respetados y temidos: los Ejecutores. Ellos son los encargados de ejecutar los CMN y de su pericia depende que la historia cambie a mejor. Sin embargo, que puedan modificar la vida de millones de personas a lo largo de siglos con un simple gesto hace que el resto de los Eternos les consideren personas frías y sin remordimientos.

Uno de estos ejecutores es Andrew Harlan, el protagonista del libro. Él, como todos los Eternos, ha pasado por cuatro fases: la Temporal, en la que tenía una vida normal en el tiempo normal, en el siglo 95; la fase de Aprendiz, en la que se inician en la Eternidad tras ser reclutados; la fase de Observador, donde visitan los siglos analizando cómo evolucionan las sociedades y como afectan los cambios producidos por los Ejecutores; y por último, la fase de Especialista, donde se especializó como Ejecutor.

A partir de ahí Adrew se mueve principalmente entre el siglo 575 ,donde es enviado para ser el ayudante de Laban Twissell, y el 482, su destino inicial y donde conoce a Noÿs Lambent. Curisosamente, aunque Adrew esté destinado al siglo 575 en ningún momento durante el libro va a la Realidad en ese siglo, a pesar de que sí que hace viajes a otras épocas para realizar su trabajo. Pero dejando atrás esa anécdota veamos la línea temporal que sigue el personaje principal (que no el libro, que empieza cuando llega al siglo 2456).

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Como se puede ver, he situado en primer lugar el universo de donde viene Noÿs, ya que desde allí pueden ver todos los universos, como explica al final del libro:

Ya te he dicho que existe un número infinito de cualquier subclase posible de Realidades. No importa cuán finamente ajustemos el foco de nuestra visión hacia una Realidad dada, lo que contemplamos siempre representa un número infinito de Realidades muy parecidas.

Desde allí su sociedad descubre la Eternidad y van a un punto donde podrán cambiarla.

Por otro lado tenemos una primera Eternidad, que es la que describe Cooper/Mallansohn en sus memorias, y que correspondería al ciclo anterior al que pertenece la trama del libro, ya que, como bien explica Twissell, el tiempo cuando existen los viajes temporales no deja de ser un circulo infinito que varía en función de las probabilidades que tiene de cambiar.

—Siempre existe la posibilidad de variaciones fortuitas. Con un número infinito de Realidades, no puede existir lo que llamamos determinismo. Supongamos que en la Realidad de Mallansohn, en el giro anterior del círculo... 
—¿El círculo gira indefinidamente? —preguntó Harlan con un resto de curiosidad que aún quedaba en su interior.
—¿Creyó que solo lo hacía dos veces? ¿Se figura que el dos es un número mágico? El círculo gira un número infinito de veces dentro de un fisio-tiempo finito. Lo mismo que se puede seguir pasando el lápiz un número infinito de veces sobre la circunferencia de un círculo, y sin embargo el área abarcada es finita. En los giros anteriores del círculo, usted no se había encontrado a sí mismo. Esta vez, la incertidumbre estadística de las cosas lo hizo posible.

Esa Eternidad afecta al Universo 2, donde vive Cooper inicialmente, y crea el Universo 3, al dejar en el Siglo 24 al futuro inventor de la Eternidad (en nuestro caso Eternidad 2). Esta Eternidad 2 es la que vivimos como lectores junto a Andrew Harlam y es la que modifica todos los universos posteriores. He tenido en cuenta que los cambios de universo se daban cuando se realizaban grandes cambios en la Realidad. Citando al protagonista del libro:

No era fácil explicar los microcambios causados por cada una de las interferencias con el Tiempo, los cuales podían alterar la vida de algunas personas sin efectos apreciables en el conjunto del Siglo. Hasta los Eternos olvidaban a veces la diferencia que existía entre los microcambios (con «c» minúscula) y los Cambios (con «C» mayúscula) que alteraban completamente la Realidad.

Así llegamos hasta el Universo 11, que se supone que es el que más se aproxima al estado básico de la Historia, o al circulo inicial que he citado anteriormente.

Hasta aquí una explicación de la trama del libro y de sus viajes en el tiempo. Sin embargo Asimov va mucho más allá de la narración de una historia original y perfectamente atada, sino que a lo largo del libro lanza grandes ideas sobre los viajes en el tiempo.

Veamos, lo primero de todo cómo afectan los cambios a las personas.
Ningún ser humano en el Tiempo pudo advertir que se hubiera producido un Cambio. La mente cambiaba al igual que la materia, y solo los Eternos permanecían en el exterior para ser testigos del Cambio.
Esto no se aplica necesariamente a los Eternos:
Mi escudo electrónico de protección me mantiene en el fisio-año, de modo que no puede afectarme ningún Cambio, ¿comprendes?

Esta idea alcanza su máximo sentido dramático en los últimos capítulos, cuando cada decisión que toman Twissell y Harlan para descubrir en qué siglo está Cooper pone en peligro su existencia. Si hacen una elección equivocada y no desaparecen, es que aún es posible salvar la Eternidad. En el momento en que tomen una decisión errónea e irrevocable, la Eternidad desaparecerá y ellos ni serán conscientes de ello.

Veamos ahora algunas curiosidades sobre la Eternidad y los viajes en el tiempo.

 En este momento ni usted ni yo tenemos materia, a pesar de las apariencias. Cien personas distintas podrían estar usando este aparato al mismo tiempo, moviéndose (si podemos llamarlo movimiento) a diversas velocidades en cada dirección del Tiempo y pasaríamos unos a través de los otros, sin darnos cuenta de nuestra mutua presencia.
En la Eternidad no existía el Tiempo tal como se le consideraba normalmente en el universo exterior, pero los organismos de los hombres envejecían y ésta era la inevitable medida del Tiempo, aun en ausencia de fenómenos físicos significativos. Fisiológicamente el Tiempo pasaba, y en un fisio-año en la Eternidad un hombre se hacía tan viejo como hubiera ocurrido durante un año ordinario en el Tiempo normal.
A continuación pongo un fragmento largo donde se discute el tan manido tema de las paradojas, de una manera muy clara. En él un personaje especula sobre su existencia:

Examinemos un caso más posible y más fácilmente analizado, y tomemos la situación de un hombre que en sus viajes a través del Tiempo llegase a encontrarse a sí mismo.(...)Veamos los cuatro casos que puede plantear tal situación. Llamemos A al hombre que llegó primero en el fisio-tiempo, y B al que llegó después. Primer caso, A y B no llegan a verse uno al otro, ni hacen nada que pueda afectar en forma significativa a cualquiera de los dos. En tal caso, en realidad no se han encontrado y podemos considerar la situación como trivial.»O bien B, el que llegó el último, puede ver a A mientras A no ve a B. Aquí tampoco pueden esperarse consecuencias serias. B, al ver A, lo ve en una posición y ocupado en actividades de las que ya tenía conocimiento. No, hay ninguna complicación nueva. La tercera y cuarta posibilidades consisten en que A vea a B, mientras B no ve a A, o que A y B se vean el uno al otro. En cada una de estas posibilidades, el punto crucial está en que A ha visto a B; el que el hombre del pasado se ha visto a sí mismo en el futuro. Fíjense en que así averigua que seguirá vivo hasta la edad aparente de B. Sabe que vivirá lo bastante para poder realizar la acción de que ha sido testigo. Un hombre que conozca su propio futuro, aunque sea en el más pequeño detalle, puede actuar con arreglo a tal seguridad y, por tanto, cambiar su propio porvenir. Se comprende que la Realidad debe cambiar para impedir que A y B se encuentren, o por lo menos para hacer imposible que A vea a B. Entonces, y dado que nada de lo sucedido en una Realidad que ha sufrido un Cambio tiene efectos posteriores, A nunca se ha encontrado con B. Igualmente, en cada una de las aparentes paradojas del viaje en el Tiempo, la Realidad siempre cambia por sí misma para evitar tales paradojas, y llegamos a la conclusión de que no existen paradojas en el viaje a través del Tiempo, y de que no pueden existir nunca.

Y por último otro comentario habitual respecto a los problemas del viaje en el tiempo debido al movimiento de los astros en el espacio.

No se puede separar el Tiempo del Espacio. Al movernos a través del Tiempo, compartimos los movimientos de la Tierra. ¿O acaso cree que un pájaro que vuela por el aire queda desamparado en el espacio porque la Tierra gira alrededor del Sol a una velocidad de treinta kilómetros por segundo?

Podría llenar así todo el blog ya que en cada página hay ideas muy interesantes sobre el tema. Si os gustan las historias de viajes en el tiempo, sin duda, es un libro imprescindible.


Método de viaje en el tiempo: A través de cabinas instaladas en la Eternidad
Número de viajeros principales: 1
Número de viajeros secundarios: 3
Velocidad del viaje: Casi Instantáneo
Universos paralelos: Sí, 11 en la Realidad y al menos 2 en la Eternidad
Universo inalterable: Los años ocultos son inalterables
Viajes al pasado: Sí
Viajes al futuro: Sí
Complejidad: 5/5

lunes, 1 de diciembre de 2014

El mundo contra reloj (Counter-Clock World)


El mundo contra reloj (Counter-Clock World, 1967) es una de las novelas menos conocidas de Philip K. Dick, reconocido escritor de ciencia-ficción. Y, aunque no esté a la altura de sus grandes obras, sin duda ofrece una visión del tiempo muy alejada de lo que hemos visto hasta ahora en el blog por lo que creo necesario comentarla.

En esta historia con aire de novela pulp nos encontramos en un mundo en el que tiempo ha empezado a ir en sentido contrario. Esto implica que la gente que murió antes de que empezara el anti-tiempo despierte en sus tumbas en orden inverso al que murió. A este nuevo periodo se le denomina fase Hobart y cuando empieza la trama han transcurrido aproximadamente 12 años desde que empezó. Aunque resulta imposible determinarlo con exactitud porque las fechas no coinciden. 

Tal y como comentan al principio del libro la acción transcurre en 1998 y, según sus protagonistas, la fase Hobart comenzó en 1986. Por tanto han transcurrido 12 años en sentido inverso. Hasta ahí no hay problema. Sin embargo en esos momentos está a punto de revivir el Anarca Peak, que tal y como pone en su tumba murió en 1971, 15 años antes de que el tiempo se invirtiera. Por tanto no guarda coherencia. La única explicación pausible sería que durante los primeros años en los que se invirtió el tiempo la medida del mismo no fue precisa o se modificó, ya que en un momento dado del libro Sebastian se refiere a "el método de cuenta distinto al de la Fase Hobart".

La coherencia de los años también cuesta entenderla en algún otro punto. Por ejemplo, cuando menciona el distinto método de cuenta Sebastian piensa: "Lotta era mucho más joven que él: veintidós años por el método de cuenta distinto al de la Fase Hobart y por el que se guiaba al no haber muerto y vuelto a nacer como le había ocurrido a él que era mucho más viejo". Si entendiéramos que ella tiene en el momento de la acción un cuerpo de 22 años y le sumamos 15 transcurridos hasta el inicio de la Fase Hobart, más esos mismos 15 años en sentido inverso, ella ha vivido 52 años. Sin embargo Lotta, en un momento dado comenta "cuando yo nací Sebastian había muerto y siguió muerto hasta que yo tuve doce años". Eso a primera vista no tendría sentido, ya que si cuando ella nació él estaba muerto, cuando el reviviera ella no debería existir porque habría vuelto al vientre materno. Pero esto último se debe a una mala interpretación ya que en el libro aparece que a él le habían desenterrado hacía 10 años, lo que implicaría que esos 22 años contarían desde que empezó a transcurrir el tiempo a la inversa. Por eso ella comenta que "cuando nació había muerto", ya que interpreta que ella nació cuando se inició la fase Hobart.


No es fácil de entender a la primera, pero si se piensa un poco tiene su lógica. De todas formas ya que estamos con el tema de los nacimientos-muertes voy a poner un fragmento que explican con detalle la vuelta al vientre.

Era tan rico —avanzó los labios, como un bebé, maternalmente—. Y estaba en aquel nido, en el hospital, y el pobre buscaba una matriz, y yo me encontraba allí de voluntaria para hacer distintos trabajos para la ciudad de San Bernardino, y me estaba hartando ya de aquel trabajo de voluntaria, y pensé: Vaya, no sería estupendo tener a una criatura tan monísima como Arnold Oxnard Ford en mi tripita —se dio unos golpecitos en el vientre liso mientras echaban a andar sin rumbo—. Así que fui a la enfermera encargada de la guardería y le dije: «¿Puedo solicitar a Arnold Oxnard Ford?». Y ella respondió: «Sí, parece usted saludable». Dije que sí que lo era, y me respondió: «Ya casi le ha llegado la hora a él; tendrá que entrar en una matriz» —ya estaba por entonces en una incubadora—, y yo firmé los papeles, y… —sonrió a Sebastian— me lo dieron. Nueve meses teniéndole día a día sintiéndole hacerse parte de mí; es una sensación maravillosa, no tiene usted idea, cómo se siente una al notar a otra criatura, a la que se quiere, fundirse molécula a molécula en tus propias moléculas. Todos los meses pasaba un reconocimiento y me miraban por rayos, y todo salió estupendamente. Ahora, claro, ya pasó todo.
(...)
Alrededor del once, me dijo el doctor que no más tarde del once, tengo que deshacerme del último pedacito físico de él. Y dárselo a un hombre —puso gesto burlón, pero no hostil—. Me guste o no, tengo que acostarme con un hombre; es una necesidad médica. De otro modo el proceso no quedaría completo y no podría ya ofrecer mi matriz a ningún otro bebé. Y… es extraño… estas dos últimas semanas, o quizá más, lo he estado sintiendo como un impulso, como una necesidad biológica. Acostarme con un hombre; con cualquier hombre —le miró ostensiblemente—. Espero no ofenderle. No era mi intención.
(...)
Pero lo que había dicho la muchacha era cierto: las madres, nueve meses después de que entrara un bebé en su seno se ponían… en celo. Como decía la señorita Fisher, era una necesidad biológica; el cigoto tenía que dividirse en esperma y óvulo.

Sin duda una interesante visión del tiempo invertido. De este tipo hay muchas a lo largo del libro, por ejemplo las siguientes.

Mi ambición, meditaba Appleford al ir al cuarto de baño con el paquete de vello, es cruzar los Estados Unidos en tranvía. Pis. En el lavabo se lavó la cara y luego se untó de espuma de pegar, abrió el paquete que llevaba y con leves golpecitos logró colocar el vello regularmente por la barbilla, mejillas y cuello; al poco se adherían perfectamente.

Y ahora, como premio, tenía que vérselas con una increíble variedad de inventores mohínos y zafios que trataban de impedir que se borrase —según ordenanza de los Errads— la única copia a máquina que quedaba de un trabajo cualquiera en el que figuraban sus nombres, en un proceso que ni él ni el ejército de inventores llegaban a entender. El Consejo probablemente comprendía por qué un inventor en particular tenía que cumplir una tarea dada y no otra cualquiera. Por ejemplo, Eng, y COMO CONSTRUÍ MI PROPIO TRASTULEJO CON OBJETOS CASEROS CONVENCIONALES EN EL SÓTANO DURANTE MI TIEMPO LIBRE.
(...)
Intentaba conjurar una imagen mental del aparato mientras aún fuera teóricamente posible hacerlo. Porque en cuanto Eng redujera la última copia a una cinta de seda impregnada de tinta, a media resma de papel, y a un folio de papel carbón sin usar, no tendría ni él ni nadie la menor probabilidad de recordar el libro o el mecanismo (hasta ahora de la mayor utilidad) que describía el libro.
Esa tarea, sin embargo, quizá le llevase a Eng el resto del año. El limpiar la última copia debía hacerse línea a línea, palabra a palabra; no podía manejarse igual que los rimeros de copias impresas. Todo resultaba fácil hasta llegar a la última copia, y entonces…

Los ceniceros estaban llenos de cigarrillos enteros; anduvo metiéndolos en paquetes, luego lo dejó todo, harto y desesperado, y se fue a la cama. Al fin, el aire de la habitación olía a limpio y fresco; el desfumado de tantos cigarrillos había conseguido que así fuera.

Como se puede comprobar parece que todas las acciones físicas del mundo se han invertido, sin embargo los personajes no están atados a sus acciones pasadas y pueden disfrutar del libre albedrío. De todas formas, aunque el mundo parece inmerso en el antitiempo parece que hay formas de librarse de él en mayor o menor medida.

Una inyección de aquella solución le libraría de la Fase Hobart durante un tiempo limitado.

En Marte la Fase Hobart se nota tan poco que casi no existe —y aquélla era otra razón por la que no quería ir. Allí volvería a envejecer y aquello para él resultaría letal: en esa dirección le quedaban unos cuantos años antes de enfermar y morir.

Creo que con estos fragmentos queda un poco más claro como funciona la lógica del libro. Me ha parecido interesante porque es la única novela que he encontrado en el que tiempo se invierte para viajar al pasado, que es justo como me sucede a mí, tal y como comprobaréis en unas semanas.


Método de viaje en el tiempo: El mundo entra en la Fase Hobart
Número de viajeros principales: 5
Número de viajeros secundarios: Toda la humanidad
Velocidad del viaje: normal, pero invertida
Universos paralelos: Sí, solo dos (las acciones del pasado cambian)
Universo inalterable: No
Viajes al pasado: Sí
Viajes al futuro: No
Complejidad: 2/5

jueves, 13 de noviembre de 2014

Pórtico (Gateway)


Tras comentar el otro día Interstellar me vino a la mente un clásico de la ciencia-ficción con el que tiene algún paralelismo, Pórtico (Gateway, 1977) de Frederik Pohl, ganador de los premios Nébula y Hugo.

Aunque en esta novela los viajes en el tiempo apenas se comentan en los últimos capítulos, creo que el uso dramático que se le da a los mismos en ambas historias es muy similar. Mientras que en la película el impacto del paso del tiempo en cada planeta queda patente en varias ocasiones, en el libro es el gran trauma que se oculta hasta el final.

El funcionamiento del viaje en el tiempo en Pórtico es sencillo, tal y como explica Robinette:
Vamos a ver; cuando regresé a Pórtico, ya nos habían dado por perdidos. Habíamos acumulado un retraso de casi un año. Esto se debe a que estuvimos casi dentro del horizonte de sucesos. ¿Sabes lo que es la dilatación del tiempo?... Oh, no importa —prosigo, antes de que pueda contestar—, era una pregunta retórica. Lo que quiero decir es que lo ocurrido fue un fenómeno que llaman dilatación del tiempo. Te acercas mucho a una singularidad y eso es lo que ocurre. Lo que para nosotros debió de ser un cuarto de hora, fue casi un año de tiempo normal... en Pórtico, aquí, o cualquier lugar del universo no relativista.Y, si hubiéramos llegado más abajo, habríamos ido más lentamente. Cada vez más lentamente. Un poco más cerca, y esos quince minutos se habrían convertido en una década. Aún un poco más cerca, y habría sido un siglo. Así de cerca llegamos, Sigfrid. Casi estábamos atrapados todos nosotros.

Por tanto, cuando Klara cae al agujero negro, junto a los otros tripulantes, su tiempo se dilata infinitamente mientras que para Cooper todo transcurre con normalidad. No es muy complejo representarlo, como se puede ver en la figura de arriba, pero lo realmente importante no es la parte teórica del viaje, sino las consecuencias emocionales que conlleva.
—¡Trastornado! Te has quedado corto, ¡soy una persona que mató a otras nueve personas para salvar su vida! ¡Quizá no «realmente»! ¡Quizá no «intencionadamente»! ¡Pero, a sus ojos, yo los maté, igual que a los míos!
—Pero, Rob —responde pacientemente—, ya hemos hablado de todo esto. Ella sigue estando viva; todos lo están. El tiempo se ha detenido para ellos...
—Lo sé —gimo—. ¿Es que no lo entiendes, Sigfrid? Éste es el punto. No sólo la maté, sino que aún estoy matándola.
Con mucha paciencia:
—¿Crees que lo que acabas de decir es cierto, Rob?
—¡Ella cree que sí! Ahora y siempre, mientras yo viva. Para ella no han transcurrido los años desde entonces; sólo han transcurrido unos minutos, y así será entonces; sólo han transcurrido unos minutos, y así será durante toda mi vida. Yo estoy aquí abajo, haciéndome viejo, y tratando de olvidar, y Klara está allí arriba, en Sagitario YY, flotando de un lado a otro.
(...)
—Estoy continuando. Cada segundo es todavía el segundo más reciente para ella... el segundo en el que sacrifiqué su vida para salvar la mía. Yo viviré, me haré viejo y moriré antes de que ella haya dejado de vivir ese segundo, Sigfrid.
—Continúa, Rob. Dilo todo.
—¡Ella piensa que la he traicionado, y lo está pensando ahora! Yo no puedo vivir sabiendo una cosa así.
Ahí radica el interés de los viajes en el tiempo de esta historia. Aunque no tiene mucho peso en la trama general implica un drama que lastra al personaje durante todo el libro, algo que no pasa en ninguna de las historias que he comentado hasta ahora en el blog. Solo por eso merecía una mención.



Método de viaje en el tiempo: agujero negro
Número de viajeros principales: 1
Número de viajeros secundarios: 8
Velocidad del viaje: infinita
Universos paralelos: No
Universo inalterable: Sí
Viajes al pasado: No
Viajes al futuro: Sí
Complejidad: 1/5

domingo, 21 de septiembre de 2014

La Máquina del Tiempo (The Time Machine)

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Después de tres películas ya iba tocando comentar algún libro sobre viajes en el tiempo y creo que no hay mejor novela para seguir con este proyecto que "La máquina del tiempo (The Time Machine, 1895), el clásico de la ciencia-ficción escrito por uno de los padres del género: H.G. Wells

El protagonista de la novela es un científico que inventa una máquina del tiempo capaz de viajar mediante el accionamiento de una serie de palancas. Estos viajes no se realizan de manera inmediata, sino que la máquina recorre la línea de tiempo a la velocidad que el viajero determina.

Pero mejor que explicarlo yo voy a insertar a continuación unos extractos de la novela en la que se explica los fundamentos en los que se basa la máquina.

—Evidentemente —prosiguió el Viajero a través del Tiempo— todo cuerpo real debe extenderse en cuatro direcciones: debe tener Longitud, Anchura, Espesor y... Duración. (...) Existen en realidad cuatro dimensiones, tres a las que llamamos los tres planos del Espacio, y una cuarta, el Tiempo. 

¿Esta usted seguro de que podemos movernos libremente en el Espacio? Podemos ir a la derecha y a la izquierda, hacia adelante y hacia atrás con bastante libertad, y los hombres siempre lo han hecho. Admito que nos movernos libremente en dos dimensiones. Pero ¿cómo hacia arriba y hacia abajo? La gravitación nos limita ahí.
—Eso no es del todo exacto —dijo el Doctor—. Ahí tiene usted los globos.
—Pero antes de los globos, excepto en los saltos espasmódicos y en las desigualdades de la superficie, el hombre no tenía libertad para el movimiento vertical.
—Aunque puede moverse un poco hacia arriba y hacia —dijo el Doctor.
—Con facilidad, con mayor facilidad hacia abajo que hacia arriba.

—Ese es el origen de mi gran descubrimiento. Pero se equivoca usted al decir que no podemos movernos de aquí para allá en el Tiempo. Por ejemplo, si recuerdo muy vivamente un incidente, retrocedo al momento en que ocurrió: me convierto en un distraído, como usted dice. Salto hacia atrás durante un momento. Naturalmente, no tenemos medios de permanecer atrás durante un período cualquiera de Tiempo, como tampoco un salvaje o un animal pueden sostenerse en el aire seis pies por encima de la tierra. Pero el hombre civilizado está en mejores condiciones que el salvaje a ese respecto. Puede elevarse en un globo pese a la gravitación; y ¿por qué no ha de poder esperarse que al final sea capaz de detener o de acelerar su impulso a lo largo de la dimensión del Tiempo, o incluso de dar la vuelta y de viajar en el otro sentido?

—De haber ido a alguna parte, habrá sido al pasado —dijo.
—¿Por qué? —preguntó el Viajero a través del Tiempo.
—Porque supongo que no se ha movido en el espacio; si viajase por el futuro aún estaría aquí en este momento, puesto que debería viajar por el momento presente.
—Pero —dije yo—, si viajase por el pasado, hubiera sido visible cuando entramos antes en esta habitación; y el jueves último cuando estuvimos aquí; y el jueves anterior a ése, ¡y así sucesivamente!
(...)
—Nada de eso —dijo éste, y luego, dirigiéndose al Psicólogo—: piénselo. Usted puede explicar esto. Ya sabe usted que hay una representación bajo el umbral, una representación diluida.
—En efecto —dijo el Psicólogo, y nos tranquilizó—. es un simple punto de psicología. Debería haber pensado en ello. Es bastante claro y sostiene la paradoja deliciosamente. No podemos ver, ni podemos apreciar esta máquina, como tampoco podemos ver el rayo de una rueda en plena rotación, o una bala volando por el aire. Si viaja a través del tiempo cincuenta o cien veces más de prisa que nosotros, si recorre un minuto mientras nosotros un segundo, la impresión producida será, naturalmente, tan sólo una cincuentésima o una centésima de lo que sería si no viajase a través del tiempo. Está bastante claro.

El riesgo especial estaba en la posibilidad de encontrarme alguna substancia en el espacio que yo o la máquina ocupábamos. Mientras viajaba a una gran velocidad a través del tiempo, esto importaba poco: el peligro estaba, por decirlo así, atenuado, ¡deslizándome como un vapor a través de los intersticios de las substancias intermedias! Pero llegar a detenerme entrañaba el aplastamiento de mí mismo, molécula por molécula, contra lo que se hallase en mi ruta; significaba poner a mis átomos en tan íntimo contacto con los del obstáculo, que una profunda reacción química —tal vez una explosión de gran alcance— se produciría, lanzándonos a mí y a mi aparato fuera de todas las dimensiones posibles... en lo Descono
cido. 

Me parece que con estos pequeños párrafos se pone sobre la mesa de una manera sencilla e ingeniosa la teoría en la que se basan los viajes en el tiempo en esta historia y no creo necesario añadir nada más.

Partiendo de esas premisas entender la novela resulta fácil. Al subir en la máquina del tiempo el viajero empieza a acelerar poco a poco. Primero ve como su criada entra rápidamente en la habitación, posteriormente describe como se aceleran las salidas del sol y finalmente alcanza una velocidad en las que, en un minuto, recorre un año. Así, tras una gradual desaceleración, alcanza el año 802701. Allí, donde habitan las dos subespecies a las que han evolucionado los seres humanos, los eloi y los morlocks, es donde transcurre gran parte de la novela.

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Tras las aventuras del protagonista en esa época huye a un futuro inconcreto, millones de años después, y para evitar ser devorado por un cangrejo gigante vuelve a recorrer rápidamente un mes. Posteriormente sigue viajando en el tiempo haciendo paradas ocasionales, pero sin determinar en qué época se detiene, hasta que llega a recorrer más de 30 millones de años donde la tierra parece que languidece en sus últimos tiempos. Llegado a ese extremo decide volver a la Inglaterra Victoriana de donde procede y contar la aventura a sus amigos.

Finalmente, y dada la incredulidad de sus amigos, emprende un nuevo viaje con la intención de documentarlo y demostrarles la veracidad de su historia, pero, tres años después de su partida el Viajero a través del Tiempo sigue sin dar señales de vida llegando a ese punto el final de la novela.

Como último comentario quiero aclarar que no he considerado la existencia de ningún universo paralelo en los viajes porque no hay ningún indicio que demuestre que las consecuencias de los actos del Viajero en el año 802701 afecten a ninguna línea del tiempo. Seguramente el incendio que provoca al final de ese episodio afecte al mundo, pero creo que no existe ningún universo alternativo en el que los actos que se describen no sucedan.



Método de viaje en el tiempo: máquina del tiempo
Número de viajeros principales: 1
Número de viajeros secundarios: 0
Velocidad del viaje: regulable
Universos paralelos: No
Universo inalterable: Posiblemente
Viajes al pasado: Sí
Viajes al futuro: Sí
Complejidad: 1/5

viernes, 25 de julio de 2014

Presentación

No sé cómo presentarme para que me toméis en serio. Podría decir que soy simplemente una persona intentando encontrar su lugar en el mundo, pero algo me diferencia de la mayoría de vosotros, y es que yo puedo viajar en el tiempo.

Tal vez la expresión "viajar en el tiempo" no sea la más correcta para que me entendáis, ya que la cultura ha marcado una serie de teorías o principios que no se ajustan a la realidad de los viajes en el tiempo que yo experimento, pero creo que es el concepto que más se acerca a lo que vosotros podéis entender.

De todas formas en este blog pretendo ir contándoos cómo puedo moverme a través del tiempo mientras voy comentando películas, libros, teorías científicas y todo lo que me resulte interesante sobre el tema.

Si os resulta interesante y queréis discutir con más profundidad sobre todo esto podéis visitar el foro asociado al blog aquí.

Gracias por vuestra atención.